El tacto

Para despertar y agudizar el sentido del tacto empezamos con ejercicios sencillos con los ojos vendados como: emparejar objetos por su textura, o sentir y concentrarse en el tacto de una flor deslizada por un compañero sobre los brazos, la cara y las piernas.

Los niños aprenden a desarrollar un tacto respetuoso y sensible cuando su cuerpo entra en contacto con el cuerpo de los otros niños.



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