La escuela como espacio para la acción

Casi a diario, cuando los niños llegan a su casa de la escuela, se encuentran con la pregunta:

¿Y qué has hecho hoy en la escuela?

La escuela se presenta así como un inmenso espacio para la acción, para los quehaceres, para las tareas. Esto nos debe de recordar que la escuela debe de ser un espacio para la vida y el disfrute además de para aprender.

No es sólo lo que hacemos sino cómo lo hacemos, cómo lo vivimos, cómo lo emocionamos.
¿cómo vive un niño, una niña lo que vive en la escuela? ¿cómo lo vive el maestro o maestra?
La vida en la escuela cambia por completo cuando uno recibe y acoge todo lo que vive en ella y hace de eso un "acontecimiento".


En La escuelita, todo tiene una intencionalidad y todo es extraordinario; vivimos cada acontecimiento como algo insólito. No en el sentido de lo raro o extravagante sino en el de dejar que las cosas más habituales nos sorprendan y nos dejemos sorprender por ellas. Todo, incluso, los minidetalles, que pueden pasar muchas veces desapercibidos aparecen cargados con gran significación. En el aula, todo es relevante, todo es importante porque cualquier momento es el "mejor momento": una posibilidad de ser, crecer, aprender, vivir y convivir, una invitación para encontrar y encontrarnos.


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