El cuerpo como lugar de presencia



Para ser feliz tenemos que estar en presencia, y eso es sentir el cuerpo ya que somos una realidad corporal. Desde un estar consciente aprendemos a desarrollar la atención, la lucidez, el darse cuenta  y la acción responsable. Solo entonces podremos educar desde el amor que somos. El cuerpo del maestro y  de los niños se hacen presentes en clase con una determinada postura. No es solamente una posición del cuerpo sino el reflejo de la actitud con la cual la aborda y la expresión de su estado interno. La postura que adopta un niño también nos habla de su carácter y de las motivaciones internas que lo mueven incluso van a configurar su peculiar modo de moverse, de pensar e incluso  su forma de respirar y de hablar; algo que también va a influenciar en su vida adulta y en la manera de entender e interaccionar con el mundo.

Vamos a suponer que queremos trabajar con los niños el valor de la paz y la serenidad. Un niño puede saber el significado pero no los podrá integrar e incorporar si no operamos directamente sobre su cuerpo. Esta primera etapa predomina la exuberancia motora, los niños se expresan mayoritariamente a través del cuerpo y de los gestos. En un cuerpo tenso, ¿ donde va a instalarse la serenidad?






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